Un lloc que no existeix, on van a parar històries i records i es guarden en rigorós desordre.
"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca" (Jorge Luis Borges)



14 de juny 2011

PANDORA'S (FACE)BOOK



Ava Gardner, la mejor Pandora (Ció Abellí)
Pandora, el regalo envenenado de los dioses a los hombres, estaba lista para regresar. La primera vez  fue moldeada en arcilla, dotada de todas las gracias y enviada a la Tierra, para embaucar a Epimeteo, el hermano tonto de Prometeo, el que se había pasado de listo robando el fuego a los dioses. La mandaron con una misteriosa caja (en realidad una ánfora), que al abrirla contra todas las prohibiciones, se esparcieron los males por el mundo, volaron los bienes a la morada de los dioses, y sólo quedó la esperanza en el fondo, que desde entonces es lo último que se pierde.

Esta segunda vez, Pandora necesitó unos retoques de botox en el cutis, para mantenerlo lozano, y alguna sesión de lipoescultura para adecuar su cuerpo serrano a las modas del siglo XXI. Afrodita, la esteticién del Olimpo, le implantó unas extensiones de hermoso pelo rubio y unas prótesis de silicona para alcanzar la deseada talla 100 y rematar el efecto. Lista para volver a la Tierra.

Los hombres (y también las mujeres, todo hay que decirlo) se habían vuelto a pasar de listos. Ahora habían creado una gran red de redes a través de la cual intercambiaban información a una velocidad que ni el carro de Hefeso a través de los rayos solares. Podían acumular y disponer de más información que todo el conocimiento de Palas Atenea, y podían comunicarse de una punta a otra del globo terráqueo más rapidos que Hermes con sus sandalias aladas. Los dioses no podían soportar que los mortales les dieran lecciones una vez más.

El caso es que Pandora aterrizó en la Universidad de Harvard cual rubia muy legal, y pronto coincidió con un joven con aspecto del montón pero muy metido en informática llamado Mark Zuckerberg. El joven, una vez superado el impacto de ser el objeto de atención de Pandora, empezó a prestar atención al libro que siempre llevaba con ella, y que nunca abría. Que nunca abriera un libro hubiera tenido un pase en otra universidad, pero no en Harvard. Así que empezó a interesarse por el contenido de su libro, titulado curiosamente “The facebook”. Pandora decía ignorar su contenido pero a la vez rechazaba abrirlo y mostrárselo. El joven Zuckerberg tuvo que esperar a una sonada fiesta de la fraternidad Alpha Epsilon Pi para que Pandora se soltara el pelo, las extensiones, y finalmente dejara el libro sin vigilancia en la mesilla de noche de la habitación.

La noche había sido salvaje pero su curiosidad era mayor: Mark Zuckerberg abrió el libro de las caras y se sumergió en el mundo de las redes sociales. Esa misma madrugada hackeó la intranet de la universidad, se bajó las imágenes de sus compañeras de universidad del Directorio de estudiantes, e invitó a todos sus contactos a puntuarlas. Zuckerberg seguía trabajando y trabajando en la idea: una red social donde la gente comparte sus ideas, sus actividades, sus afinidades, invita a participar a otros, y así se crea un aparador donde conocer y dar a conocerse. La idea era tan buena y tuvo tanto éxito que más de uno quiso atribuirse la paternidad del invento, llamado en honor al extraño libro de Pandora, “facebook”. Antiguos compañeros de clase que se reencontraban y reemprendían la amistad de años antes, familiares que vivían lejos y mantenían el contacto a través del nuevo invento, amores que se daban una nueva oportunidad, estados de ánimo que se podían compartir con el mundo...

Pero el mal ya estaba hecho... sigilosamente, de la nueva caja de Pandora, surgió la soberbia de ser quien tiene más amigos agregados, la envidia hacia quien publica fotos de fiestas y parejas estupendas... los celos de quien vigila a su pareja -o ex pareja- a través de lo que publica o deja de publicar... nuevos contactos que se convertían en pesadillas asediadoras o puros cotillas... desafortunadas fotos de vacaciones publicadas estando de baja en el trabajo... peligrosos comentarios íntimos que podían ser leídos por tu madre –porque sin darte cuenta la agregaste- o por aquella persona que no debería de haberlo sabido nunca...  la abrumadora estadística de conexiones en horas de trabajo, dando al traste con la productividad...

Nuevamente, en el fondo de la caja, sólo quedó la esperanza: la esperanza de llegar a descubrir cómo darse de baja definitivamente del facebook.


p.d. La escultura de Ava Gardner como Pandora, en Tossa de Mar, es obra de Ció Abellí (www.cioabelli.com), gran escultora y mejor persona. 
p.d2. Post dedicado especialmente a Blondie, una rubia más que legal, gran conecedora de las redes sociales y excelente amiga en tiempo real también.

3 comentaris:

  1. Moltíssimes gràcies, tú sí que ets gran y excelente. M'estava agradant molt el post i amb el colofó, ja he passat a emocionar-me.

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  2. Gràcies, gràcies... si no fos que ja us hi tinc, ara mateix us agregava com a AMISTATS al feisbuc.

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